Fecha de publicación: 1/11/2024
La formación del profesorado surge como un aspecto clave en los discursos educativos, con aportes significativos para tratar de incidir en el cambio de la cultura tradicional, exclusivamente transmisora que ha caracterizado la enseñanza, a partir del auge de la modernidad y la instauración de la razón instrumental. Se ha hecho menester un proceso de transformación educativa que demanda un trabajo reflexivo y colaborativo, pues se trata de la comprensión de la nueva epistemología y de la función educativa para el momento histórico postmoderno.
Según Becerra (2024) “la formación del profesorado se concibe como el proceso mediante el cual, los futuros profesores y los profesores en ejercicio, desarrollan niveles complejos de pensamiento, que les permitan asumir y transformar la práctica de la enseñanza y acción formativa, desde un visión reflexiva y autónoma, a la luz de los enfoques de vanguardia, alcanzando capacidad para participar, efectivamente, en los procesos de transformación de sus condiciones de vida y de la sociedad, luchando por las mejoras laborales a la vez que adquiere crecimiento personal y profesional.”
De acuerdo a los reportes del estado del arte sobre dicha temática, la formación del profesorado, definida como proceso, implica una serie de fases. Autoridades en el tema como Marcelo (1994), Imbernón (1994), Benedito, Ferrer y Ferreres (1995), precisan que el desarrollo profesional del profesorado es un proceso continuo en el cual pueden diferenciarse tres momentos: La Formación Inicial, la Formación del Profesorado Novel y la Formación del Profesorado Experimentado.
La primera fase comprende las actividades que facilitan al futuro profesor la adquisición de los conocimientos, destrezas, actitudes y disposiciones pertinentes para desempeñar su actividad profesional. Es la formación de pregrado, la que se realiza antes de ejercer la docencia. En otrora, parte de este recurso humano se formaba en las escuelas normales; para el caso particular de Venezuela estas instituciones existieron desde la época de independencia, probablemente, bajo el enfoque lancasteriano, de origen inglés que formaba docentes a corto plazo. Sin embargo, el proceso formativo de docentes alcanza cierto desarrollo a partir del Gobierno de Guzmán Blanco, luego del decreto de instrucción pública, por los años de 1870. Y aun así, no fue un desarrollo así tan expansivo, sino que van emergiendo progresivamente las escuelas normales, en la medida que se consolida la figura de Estado docente.
Posteriormente se fundó el Instituto Pedagógico Nacional, y surgen las escuelas de humanidades y de educación en las universidades. Nace la universidad Pedagógica y se da un nivel de profesionalización de la carrera docente, a cargo de estas instituciones. Para inicios de los años 80, cierran las escuelas normales como centros de formación docente y los bachilleres ingresan directamente, a la carrera de Educación de las Universidades de país que abren la carrera. Es decir, con la masificación de la educación, los profesores tuvieron que profesionalizarse en las universidades y los pedagógicos. Las escuelas normales en Venezuela, como centros de formación del profesorado desaparecieron.
Es posible que, ante la situación actual político económica del país, que ha generado un movimiento de emigración, quizás único en la historia de la vida republicana, con el pasar de los años, en tiempos no muy lejanos, comience a verse la ausencia de personal docente capacitado, para los niveles, sobre todo, del subsistema de Educación Básica, porque como consecuencia del deterioro del ingreso monetario del personal docente, esta carrera ha dejado de ser atractiva para los jóvenes que egresan del nivel de Educación Media.
Imbernón (1997), por su parte, apunta que las concepciones sobre la formación Inicial del profesorado responden a fundamentaciones epistemológicas, ontológicas, metodológicas y éticas y en este sentido menciona tres enfoques:
- Un enfoque perennealista, de carácter transmisionista que enfatiza en la formación docente, a partir, tanto del estudio de disciplinas académicas, como de las investigaciones científicas sobre la enseñanza. En ella tiene asidero la premisa de: saber es hacer poder. El docente es considerado un académico enciclopedista.
- La tendencia racional técnica, basada en el esencialismo, la conforman componentes idealistas y realistas, que determinan una cultura técnica y científica. La formación del profesorado se orienta, entonces, a las demandas del mercado, a la competencia y el docente es un experto técnico instrumentador (rutinario) y su figura se analiza desde una perspectiva objetiva, empírica y cuantitativa.
- Las nuevas perspectivas analíticas e interpretativas, en las que ejercen influencias: el enfoque ecológico de la escuela, las perspectivas que consideran al docente como agente del currículum y las teorías sobre la enseñanza personalista, práctica y social reconstructiva. Estas tendencias actuales de formación del profesorado parten de la premisa de que el profesor es un agente de cambio, un práctico reflexivo, indagador de su práctica; por tanto, se pretende convertir el docente en un investigador en el aula. (Becerra, 2024).
La segunda fase, la formación del profesor novel, es la que se concreta durante los primeros años de desempeño, cuando el docente ingresa a las instituciones, para iniciar su desempeño profesional. Es el momento en el cual el docente entra a un ambiente nuevo y complejo, tal como lo constituye la cultura de las organizaciones educativas. Es, como lo menciona Marcelo (1994), la fase de iniciación a la enseñanza o de profesores principiantes y forma parte del desarrollo profesional del docente. Es un período de transición de estudiantes a profesores; un proceso mediante el cual, las instituciones deberían concretar un programa sistemático a fin de introducir el docente novel en su profesión, ayudándolo a afrontar los problemas y limitaciones que se presenten, de tal manera que consolide su autonomía profesional.
Se trata de un período de iniciación sumamente importante, en el cual emergen un conjunto de inquietudes y tensiones, que requieren la construcción un conocimiento pertinente al contexto, a la realidad y que es esencial para formar una identidad profesional propia. En esta fase, generalmente, los docentes socializan con el sistema, aprenden a aceptar a sus estudiantes, a sus colegas, a los directivos, a los representantes, asimilan las normas y la cultura escolar de la organización educativa donde inicien su vida profesional. Todo ello repercute en el plano personal. Según Marcelo (1994) esta iniciación puede concretarse de tres formas:
- De manera funcional, según la cual los profesores principiantes aprender la cultura dominante y la incorporan a sus esquemas.
- De manera interpretativa, surgiendo una especie de negociación entre los esquemas personales del individuo y con la cultura escolar, en este período.
- De manera crítica, que enfatiza en el rol de los profesores como formadores e investigadores, en cuyos procesos se esfuerzan por comprender y develar las influencias hegemónicas presentes en la transmisión de valores, normas y costumbres.
Es importante señalar que un programa de formación para profesores principiantes debe contemplar actividades como las siguientes:
- Informativas, en las cuales se coloca disposición al profesor de información relacionada con aspectos legales, institucionales administrativos, laborales, institucionales, entre otros.
- Reconocimiento institucional, en la cual se familiariza con el ambiente de la institución, sus colegas, las normas del centro, su filosofía, etc.
- Círculos de estudio, en los cuales se revisan los problemas que se le presenten al profesor en su proceso de iniciación.
- Nombramiento de profesores tutores, que por su experiencia acompañarán al docente en los inicios de su carrera profesional. (Becerra, 2024)
El tercer momento o fase del proceso de formación del profesorado lo constituye la Formación del Profesorado Experimentado, la cual se refiere, a las actividades que realizan los profesores con experiencia o en servicio, para su desarrollo profesional o personal, con la finalidad de realizar su labor de la mejor manera. Se trata de una preparación para la realización de sus tareas de manera más efectiva. Se inscribe dentro de la concepción de la formación permanente del profesorado, asumida como un proceso continuo. Este proceso resulta imprescindible en los tiempos actuales, pues vivimos un mundo en constante cambio que demanda profesionales preparados para asimilar el dinamismo y generar las respuestas pertinentes a la constante incertidumbre.
En este sentido, esta formación permite a los profesores:
- Aprender a desenvolverse en un clima de respeto y apoyo que favorece, a su vez, la transformación constante del centro, cuyas repercusiones últimas están dirigidas a mejorar el proceso formativo de sus alumnos.
- Enriquecer su acervo y mejorar la práctica, involucrándose en un trabajo colaborativo, con todos los actores del proceso educativo.
En esta fase se incluyen los estudios de profesionalización conducentes a grado (especializaciones, maestrías y doctorados) y no conducentes a grado (talleres, congresos, jornadas, círculos de estudio, proyectos de investigación, entre otros).
Este tercer momento, coincide con lo que se conoce como: el desarrollo profesional del profesorado, enfoque que, según Marcelo (1994:315), valora el “carácter contextual, organizativo y orientado al cambio.” Por tanto, se dirige desarrollar la capacidad de indagación y generación de respuesta a las problemáticas que se generan en el hecho educativo relacionadas con la formación humana y, por ende, con la enseñanza, el aprendizaje, el currículo y la organización educativa.
Ahora bien, la formación permanente del profesorado, según la revisión bibliográfica, se ha desarrollado dentro de marcos conceptuales, que permiten su comprensión. Se trata de los modelos de formación del profesorado. Según Sánchez (2009) existen 5 modelos:
- El modelo de orientación individual. Como su nombre lo indica, cada profesor planifica las actividades que le facilitarán su aprendizaje de acuerdo a sus intereses.
- El modelo de observación y evaluación. Consiste en un proceso mediante el cual el profesor es observado y hasta filmado en sus clases, para recibir retroalimentación. Incluso él debe participar en el análisis de las observaciones. Es un modelo que puede resultar muy efectivo si los profesores no asumieran la observación como evaluación; que es lo que generalmente sucede y se tiende a producir rechazo, en vez de apreciarlo como una oportunidad para reflexionar sobre el proceso es el cual está inmerso.
- El modelo de desarrollo y mejora. El profesor, previa formación, se inserta en proyectos de innovación curricular, diseños de programas o propuestas institucionales para resolver situaciones o problemas atinentes a la enseñanza en su contexto. El proceso concluye con la valoración de los esfuerzos en función de los resultados.
- El modelo de entrenamiento. Se planifica un programa con objetivos y resultados que se esperan adquieran los docentes para que los reproduzcan en el aula. Luego se les hace seguimiento para apreciar la aplicación de los saberes aprendidos por el profesor con sus estudiantes en el aula. Como se aprecia es una formación desde la cuestión técnica.
- El modelo de Investigación: El profesor problematiza su práctica, recaba información, la interpreta y realiza los cambios que valora pertinentes, para alcanzar la mejora. Los métodos investigativos usados por excelencia son: la investigación acción participante y el hermenéutico reflexivo.
Referencias Bibliográficas:
Becerra T., G. Y. (2024). Teoría de la Educación y Pedagogía. Saberes necesarios en la profesión docente. Mérida: Publicaciones del vicerrectorado de la ULA.
Benedito, V.; Ferrer,V. y V. Ferreres (1995). La formación universitaria a debate. Barcelona: Universidad de Barcelona.
Imbernón F. (1994). La formación del profesorado. Barcelona: Paidós
Marcelo G., C. (1994). Formación del profesorado para el cambio educativo. Barcelona:PPU.
Sánchez, D., S. (2009). La formación del profesorado centrada en la escuela. Análisis de su funcionamiento. Tesis Doctoral. Universidad Autónoma de Barcelona.
Para referir este artículo:
Becerra T., G. y. (2024). La formación del profesorado un asunto complejo. En Pedagogía.club. Disponible: https://pedagogia.club/sin-categoria/la-formacion-del-profesorado-un-asunto-complejo/