Dra. Gladys Yolanda Becerra Torres.
Profesora de la Universidad de Los Andes – Táchira.
Publicado: 30/05/2024
La filosofía es una disciplina fundamental que busca comprender la realidad, la existencia, el conocimiento, la ética y otros aspectos de la experiencia humana a través del razonamiento y la reflexión crítica. Surgió en la antigua Grecia y ha evolucionado a lo largo de los siglos, influenciando diferentes campos del pensamiento y la cultura. De por si su origen etimológico es amor a la sabiduría.
Los filósofos se dedican a cuestionar, analizar y discutir ideas y conceptos fundamentales, proponiendo teorías y argumentos que buscan responder a preguntas trascendentales sobre el sentido de la vida, la naturaleza del ser humano, la moralidad, la justicia y la verdad.
La filosofía se divide en diversas ramas, como la metafísica, la epistemología, la ética, la estética y la lógica, cada una abordando diferentes aspectos de la realidad y el conocimiento. A través de la filosofía, se promueve el pensamiento crítico, la creatividad intelectual y la búsqueda de la sabiduría, invitando a las personas a reflexionar sobre el mundo que les rodea y su lugar en él.
La Educación como proceso histórico, es una parte de la realidad que ha sido objeto de reflexión del pensamiento crítico, emergiendo lo que se conoce como Filosofía de la Educación, en un intento por dilucidar este objeto del análisis y desarrollar toda una base teórica que sirva como marco para comprender sus principios fundamentales. En este sentido, además de reflexionar y disertar sobre lo que se entiende por educación, sus principios, categorías esenciales, desde las diversas miradas, comprende una visión del ser humano como sujeto educable. En consecuencia, el estudio de la Filosofía de la educación implica:
- Una visión antropológica la cual invita a reflexionar ¿Quién es el hombre, el ser humano? ¿Cuál es su esencia?
- Una visión gnoseológica, que se refiere al origen del conocimiento, ¿se produce en el interior de la mente?, ¿es externo al ser humano?, ¿existe en la realidad objetiva o se produce en la interacción objeto-sujeto?
- Una visión teleológica que reflexiona sobre los fines, que no son otra cosa que las aspiraciones que tiene la sociedad sobre el ideal de ser humano Diserta sobre ellos a partir de inquietudes como ¿Qué son los fines? ¿Cómo surgen? ¿Quién los formula? ¿Dónde se estipulan?
- Una visión axiológica, conectada con las dos anteriores, que implica lo atinente a los valores ¿Qué valores debe construir el hombre que se educa? Esto, muy relacionado con el contexto y el momento, pues, por ejemplo, no son los valores de la sociedad medieval los que corresponde promover en la sociedad del conocimiento. En esto, entra el aparato crítico sobre la disertación de los valores en sí mismo, qué son, el carácter universal y relativo de los mismos, entre otras cosas. Esto lleva a la reflexión de la moral y lo ético; de lo normativo, sumamente esencial en el desenvolvimiento del ser humano, en la sociedad.
- Una visión epistemológica, que tiene que ver con que visión de ciencia, de conocimiento sistemático que se aspira construyan las nuevas generaciones de acuerdo al momento histórico ¿Qué concepción de ciencia deben construir los estudiantes? ¿Qué es el conocimiento científico? ¿Cómo se produce?
La construcción de conocimiento sobre todos estos aspectos, por parte del docente, es de suma importancia para que se pueda apropiar de una teoría de la educación que dirija su hacer, pero que sea fundada en el aporte sistemático que se ha generado sobre este problema o parte de la realidad que es la Educación. Así la cuestión de la Filosofía de la Educación no es algo nuevo, porque la reflexión sobre la educación ha estado presente a lo largo de la historia. En este sentido el Gran Maestro Prieto Figueroa (1990) precisa que desde la antigüedad, a los filósofos “les preocupaba la idea derivada del método a ser empleado para lograr los fines que se propone la educación.” Cuestión que ha pervivido a lo largo de la historia y, al respecto, hace referencia al largo andar que se ha dado desde la mayéutica socrática, pasando por la dialéctica platónica, la lógica aristotélica, la deducción del medioevo, la intuición, la observación, la experimentación, para decantar hoy en el relativismo metodológico, dentro de parámetros de sistematicidad.
Pero todo este acervo intelectual, permite a los profesionales, construir una visión sobre el conocimiento y la realidad, construir una cosmovisión y clarificar su hacer profesional; comprender la realidad en la cual se desempeña y así tener una capacidad de decisión más profesional. En otros términos, la filosofía desempeña un papel fundamental en la educación y la formación docente, pues proporciona un marco teórico y conceptual que ayuda a los educadores a reflexionar sobre su práctica, a comprender la naturaleza del conocimiento y a desarrollar un enfoque crítico sobre los procesos en los cuales está inmerso su hacer.
Así, en el ámbito educativo, la filosofía se convierte en una herramienta poderosa para analizar y cuestionar las creencias, valores y presupuestos subyacentes que guían la labor docente. La filosofía en la formación docente fomenta la reflexión ética, el pensamiento crítico, la creatividad y la capacidad de análisis de los futuros educadores. En otros términos, les ayuda a comprender las implicaciones filosóficas de su práctica pedagógica, así como a desarrollar un enfoque humanista y centrado en el estudiante, en su labor educativa, quizás desde una perspectiva que le permita como dice Freire (2004) no estar tan seguro de sus certezas. En este sentido, la filosofía brinda a los profesores herramientas conceptuales para abordar cuestiones complejas en el aula, como la diversidad cultural, la inclusión educativa, la equidad y la justicia social. Les permite analizar las diferentes perspectivas filosóficas que subyacen a estos temas y a tomar decisiones informadas y éticas en su práctica docente.
En resumen, la integración de la filosofía en la formación docente es esencial para promover una educación de calidad, centrada en el desarrollo integral de los estudiantes, en la reflexión crítica y en la promoción de los valores humanos y éticos que son fundamentales para una sociedad democrática y pluralista. Como lo señalan Camacho y Morales (2020) la enseñanza de la Filosofía posibilita el aprendizaje y articulación de saberes que colocan en marcha aspectos intelectuales propios , a la vez que permite la adquisición de otros, para comprender los objetos de estudio, como en este caso, es la educación, lo cual se refleja en una actuación pertinente.
En este sentido precisan los autores referidos que, en la actualidad, la enseñanza de la Filosofía de la Educación, debe orientarse al “desarrollo de un pensamiento y diálogo reflexivo que genere espacios formativos para favorecer una construcción comunitaria del conocimiento, la aceptación de la complejidad y el encuentro con los otros.” Ello implica, el desafío de superar la visión reduccionista de la mentalidad heredada de la modernidad, que asumió el conocimiento como las verdades absolutas y universalmente válidas.
Referencias Bibliográficas.
Camacho V., L. R. y Morales P., H. (2020). Filosofía de la Educación y pedagogía de la enseñanza en la formación del profesorado. Estudio de caso, percepción del estudiantado. Revista Educación. 44(1). 1-30. Universidad de Costa Rica. Disponible: https://www.redalyc.org/journal/440/44060092006/html/ Consulta: 30/05/2024.
Freire, P. (2004). Pedagogía de la Autonomía. Sao Paulo: Paz e Terra SA.
Prieto F., L. B. (1990). Principios Generales de la Educación. Caracas: Monte Avila editores.