Adquirir virtudes sociales significa moderar con el amor propio, en una conjugación inseparable de Sentir y Pensar, sobre el suelo moral de la máxima.
Piensa en todos para que todos piensen en ti. Para perseguir simultáneamente el beneficio de toda la sociedad y de cada individuo.
¿Dónde iremos a buscar modelos? La América Española es original. Original han de ser sus instituciones y su Gobierno y originales de fundar unas y otro. O inventamos o erramos.
El maestro de niños debe ser sabio, ilustrado, filósofo y comunicativo, porque su oficio es formar hombres para la sociedad.
No es hacer cada quien su negocio, i pierda el que no esté alerta, sino pensar cada uno en todos, para que todos piensen en él. Los hombres no están en el mundo para entre destruirse sino para entreayudarse.
Acostumbren al niño a ser veraz, fiel, servicial, comedido, benéfico, agradecido, consecuente, generoso, amable, diligente, cuidadoso, aseado; a respetar la reputación y a cumplir con lo que promete. Y déjense las habilidades a su cargo; él sabrá buscarse maestros, cuando joven.
Enseñen los niños a ser preguntones, para que, pidiendo el por qué de lo que se les mandé a hacer; se costumbren a obedecer a la razón, no a la autoridad como los limitados, no a la costumbre como los estúpidos.
El título de maestro no debe darse sino al que sabe enseñar, esto es al que enseña a aprender; no al que manda aprender o indica lo que se ha de aprender, ni al que aconseja que se aprenda. El maestro que sabe dar las primeras instrucciones, sigue enseñando virtualmente todo lo que se aprende después, porque enseñó a aprender.
Solo con la esperanza de conseguir que se piense en la educación del pueblo se puede abogar por la instrucción general. Y se debe abogar por ella; porque ha llegado el tiempo de enseñar a la gente a vivir, para que hagan bien lo que ha de hacer mal.
El hombre no es ignorante porque es pobre, sino lo contrario.
Instruir no es educar; ni la instrucción puede ser un equivalente de la educación, aunque instruyendo se eduque.
Enseñen, y tendrán quien sepa; eduquen, y tendrán quien haga.
La instrucción social para hacer una nación prudente. La instrucción corporal para hacerla fuerte. La instrucción técnica para hacerla experta y la instrucción científica para hacerla pensadora.
Enseñar es hacer comprender; es emplear el entendimiento; no hacer trabajar la memoria.
Toca a los maestros hacer conocer a los niños el valor del trabajo, para que sepan apreciar el valor de las cosas.
No hay interés donde no se estribé el fin de la acción. Lo que no se hace sentir no se entiende, y lo que no se entiende no interesa. Llamar, captar y fijar la atención, son las tres partes del arte de enseñar. Y no todos los maestros sobresalen en las tres.
La ignorancia es la causa de todos los males que el hombre se hace y hace a otros; y esto es inevitable, porque la moniciencia no cabe en un hombre: puede caber, hasta cierto punto, en una sociedad (por el más y el menos se distingue una de otra). No es culpable un hombre porque ignora –poco es lo que puede saber–, pero lo será si se encarga de hacer lo que no sabe.
Nadie hace bien lo que no sabe; por consiguiente, nunca se hará República con gente ignorante, sea cual fuere el plan que se adopte.
Las Luces adquiridas sobre el Arte de vivir dejan entrever que las sociedades pueden existir sin Reyes y sin Congresos.
Al que no sabe, cualquiera lo engaña. Al que no tiene, cualquiera lo compra.